Un Tribunal Electoral incómodo
La lucha por los derechos humanos y por los grupos sociales en situación de desventaja nunca ha sido pacífica. Reconocerlos, pero más aún, hacerlos valer, tiene consecuencias para los poderosos. Esto es así porque los derechos fundamentales, además de significar libertades y condiciones de igualdad, constituyen límites al poder. Por ello, cuando el Tribunal Electoral los protege en sus sentencias y ordena que los partidos los hagan eficaces, se vuelve un tribunal incómodo.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene una agenda que coincide con esos objetivos: la defensa de los derechos, la paridad de género, la erradicación de la violencia política por razón de género, asegurar acciones afirmativas a favor de grupos en condición de desventaja social o histórica. Todos estos temas incomodan a los partidos políticos porque su vocación no coincide con la defensa de los derechos de las personas, sino con la búsqueda insaciable del poder...