Felipe de la Mata Pizaña
“Negar a la gente sus derechos humanos, es desafiar su propia humanidad”.
Nelson Mandela
Todo empezó en 1996, cuando comenzaba a funcionar el nuevo Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), diseñado como Corte Constitucional y en el que un grupo de magistrados nos empezaron a enseñar a los secretarios de sus ponencias a ver el Derecho como no nos habían enseñado en la universidad, es decir, a través del control de constitucionalidad y del análisis convencional de los derechos humanos.
Los magistrados que conformaron la primera integración del TEPJF enseñaron a sus colaboradores, justiciables y otras personas a conocer del garantismo electoral, una noción que provenía del derecho penal, así como de la progresividad de los derechos humanos.
Mucho después vino la reforma del 2011, pero desde esa primera integración, el TEPJF propuso en sus sentencias una visión completamente progresista de los derechos humanos y la justicia electoral.
En la segunda integración se profundizó en la protección de los derechos de las comunidades indígenas y, muy especialmente, en la de los derechos de género y la paridad. Hoy sabemos que esas sentencias en verdad, transformaron la realidad de nuestro país.
A partir de 2016 se continuó el camino de la “progresividad” y la protección de otros grupos en situación de vulnerabilidad, como periodistas, el colectivo LGBT+, niños, niñas y adolescentes, discapacitados, migrantes, presos sin sentencia, personas en situación de calle, entre muchos otros temas relacionados con derechos humanos, sin abandonar las líneas previas de jurisprudencia electoral.
Fue así como el TEPJF, paso a paso, conformó una línea de jurisprudencia clara y consistente, en torno a una justicia inclusiva, a través de sus sentencias. De esta forma, el Tribunal provocó que las personas ejercitaran sus derechos de manera efectiva.
En realidad, resulta contraintuitivo que un tribunal que está especializado en Derecho Electoral, haya sido siempre tan proclive a resolver con enfoque de derechos humanos, pero así es.
Precisamente debido a ello, el doctor Nicolás Loza, la doctora Mara Gómez y yo, tomamos la decisión de investigar ese interesante fenómeno, y nos dimos a la tarea de coordinar una obra que, por primera vez, analiza esta importante práctica judicial electoral.
Esa obra colectiva se convirtió en el libro que hoy lleva por nombre “Justicia Electoral y Derechos Humanos. Incidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en la Protección de los Derechos Humanos”, el cual apunta a estructurar un análisis de la vertiente progresista que consistentemente, ha tenido la actividad del TEPJF.
Esta obra, que apenas acaba de salir de la imprenta, se presentó el pasado 27 de septiembre en la 7ª Feria Internacional del Libro del TEPJF que este año, se llevó a cabo en el marco del Día Internacional del Derecho de Acceso Universal a la Información.
Para la elaboración de esta obra, se revisaron una gran cantidad de sentencias dictadas por el TEPJF y se detectaron más de 200 que, de una forma u otra, protegen derechos humanos.
Estas sentencias se clasificaron en 15 temas de derechos humanos, que abarcan, en su abanico, desde la protección a grupos vulnerables; hasta los derechos políticos de los mexicanos con doble nacionalidad, para llegar a los casos paradigmáticos en materia de libertad de expresión y protección al medio ambiente.
Las sentencias, ya clasificadas por tema, se sometieron al análisis de importantes académicos, funcionarios y expertos, desde una perspectiva interdisciplinaria, en la que participaron no sólo juristas, sino también sociólogos, economistas, politólogos, antropólogos, demógrafos, periodistas, especialistas en gobernanza y filósofos.
Colaboraron investigadores de las instituciones científicas y académicas más prestigiosas del país, como el COLMEX, la FLACSO; el Instituto Mora; el Instituto Belisario Domínguez; el Centro Nacional de Derechos Humanos de la CNDH; el CIDE, la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM, y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, entre otras.
También contribuyeron a esta primera edición, investigadores provenientes de diferentes instituciones públicas mexicanas, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el INE y el propio TEPJF.
Muy importante fue también la participación de especialistas provenientes de centros de estudios establecidos en otras latitudes, como es el caso del GIGA-Hamburg, el Instituto Max Planck de Heidelberg, ambos con sede en Alemania, y la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.
En total, colaboraron 43 académicos, funcionarios y especialistas en temas electorales y de derechos humanos que, desde muy diversas perspectivas, analizaron cuidadosamente las resoluciones del TEPJF en cada tema, así como las áreas de oportunidad y los retos que aún tiene el Tribunal en cada uno de ellos. Así, los diferentes capítulos de la obra son una muestra de las cuantiosas contribuciones que el TEPJF ha brindado desde su fundación, en materia de derechos humanos, así como un análisis de sus decisiones en cada tema.
Hay que decir, sin embargo, que esta publicación es una primera muestra del trabajo que todavía tenemos en ciernes y que continúa en proceso de construcción, pues ya estamos trabajando en una segunda edición que verá la luz a fines del mes de noviembre. Para esta nueva edición se tiene prevista la participación de más de 70 especialistas.
Hay que precisar que ninguna de las contribuciones de los autores invitados fue retribuida. Todos y cada uno de los artículos fueron escritos de forma gratuita, lo que les ha dado a los autores absoluta libertad tanto para opinar, como para escribir. Además, todos aceptaron ceder los derechos económicos de su texto al TEPJF.
Por ello, los coordinadores les hemos expresado y yo les reitero aquí, mi más profundo agradecimiento, junto con mi reconocimiento por su amable y desinteresada participación.
Esta obra que compendia, por primera vez, el trabajo del TEPJF en relación con los derechos humanos, y que demuestra que cualquier jurisdicción, independientemente de su especialización, competencia o jerarquía, puede y está obligada a juzgar con un enfoque de derechos humanos.
Queda todavía mucho por hacer, pero con esta obra, se ha puesto la primera piedra de una investigación que podría dar frutos para los investigadores en el futuro próximo y en el largo plazo.
Este libro es útil no solo para quienes trabajan en el TEPJF o para quienes están relacionados con las labores jurisdiccionales, sino para todos aquellos interesados en la promoción, protección y defensa de los derechos humanos.
No hay duda alguna que es un imperativo fundamental que todos los juzgadores resolvamos con un enfoque de derechos humanos, y que el TEPJF se ha dado históricamente a esa tarea.
Por ello, les hago una cordial invitación para que consulten el libro y revisen cuál ha sido el papel del TEPJF al respecto. Lo pueden descargar gratuitamente aquí: